Pero no te preocupes, porque aquí te traigo cinco consejos prácticos para sobrevivir al cambio de hora.
Anticípate al cambio
No dejes que el cambio de hora te coja desprevenido.
Si tienes margen, empieza unos días antes de ajustar tu horario de sueño en intervalos de 15 minutos. Si el cambio es hacia adelante, intenta acostarte y levantarte 15 minutos antes cada día. Y si es hacia atrás, haz lo contrario. Al final, este ajuste gradual hará que el cambio final sea como un empujoncito, en vez de un golpe.
La luz del sol, tu nueva alarma
Cuando cambia la hora, el cuerpo se despista. Y lo único que realmente puede ayudarle a sincronizarse otra vez es la luz natural. Así que cuando te despiertes, busca la luz del sol. Puedes abrir las ventanas, salir a la calle o hacer ejercicio en la terraza. La luz solar ayuda a resetear nuestro reloj interno y reducir el cansancio.
Piensa que este es el “café natural” que tu cuerpo necesita.
Evita las pantallas antes de dormir (aunque te cueste)
Las pantallas son traicioneras para nuestro cerebro. Su luz azul le manda la señal de que todavía es de día, lo que baja la producción de melatonina (la hormona del sueño) y nos deja dando vueltas en la cama. Así que evita el móvil, la tele y la Tablet al menos dos horas antes de dormir. Aprovecha para leer un buen libro, escuchar música relajante o probar una meditación guiada. Tu cerebro te lo agradecerá
Crea una mini rutina relajante antes de dormir.
El cerebro necesita señales para saber cuándo es hora de dormir. Prueba con unos minutos de respiración profunda, lee un rato, o incluso una ducha caliente antes de acostarte. Cuando repites esta mini rutina noche tras noche, le envías al cerebro una señal clara de que es momento de desconectar. Nos ponemos en modo sueño.
Mantén horarios constantes (incluso con el cambio)
El cuerpo ama la rutina más de lo que te imaginas. Por algo nos cuesta tanto salir de la zona de confort. Se estricto con el horario de comidas y deporte.
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